Nos fuimos al piso de arriba, y miramos desde la ventana del dormitorio.
-¡Eh! ¡Parad de aporrear, la puerta o llamo a la policía!
-¿Tan mal te sienta, que dos muchachos llamen a tu puerta?
-Sí, y además...
-Anda ¿me abres Rita?
...-Odio que me llames Rita.-me toqué el pelo- ¡Lo has vuelto ha hacer!
-Sí, y si no me abres, te seguiré llamando Rita, el resto de tu vida. Se donde vives, y accidentalmente he descubierto que tienes teléfono y cual es.
-¿Cómo? ¿Cómo lo has hecho?
-¿Recuerdas quién soy?
Me metí en el dormitorio, mientras veía, que Lucy les saludaba mientras se acomodaba el pelo.
-¿Por qué le odias?
-¡Odiarle!, si hasta creo que estoy enamorada, pero...
-¿Pero, qué?
Salí corriendo a la ventana, y ahí seguían.
-¡Hasta esta tarde chicos!
-¿Chicos?, el me acompaña.- Dijo Paul, muy interesado.
-Una amiga quiere conocerlo, por si no te importa.
-Hasta esta tarde.
-¿Que has hecho, Loca?
-¡Conseguirte una cita, y de paso a mi otra!
-¡Jooohn!, te imaginas ser amigas de los beatles, o..
-Si, claro, novias, tu alucinas, ¿no?
-No hay nada imposible.
Esa frase me hizo recordar lo que me dijo John, aquel día en el dinner.
Presentía que las cosas iban a salir bien, ¿por qué iban a tener que salir mal?
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