Los chicos se fueron, yo me quedé con Paul, sentados en el filo de la fuente.
Lucy, iba con ellos.
Los chicos fueron a comprarse un helado.
-¿Te ocurre algo?-
-¡No!, si estoy perfectamente.- Demasiado, pensaste.
-¿Tienes frío?
-No, más bien calor, mas no importa.
-Cuando vuelvan los chicos, si quieres, nos vamos, ¿vale?- Dijo.
-Vale, pero, me lo esoy pasando genial, no tenemos porque irnos.
-De acuerdo.
Mientras los chicos y Lucy.
-De que quieres el helado.- Le preguntó John a Lucy.
-De lo que tu te lo pidas.
-John toma mucho helado.- Advirtió George.- Es un glotón.
Rieron todos, exceto John.
-Ja-ja-ja, que risa George, ¡ni que me tomara, todo el carrito!.
-¿De que va a pedir?
-Uno de chocolate de dos bolas.- Dijo Ringo.
-De vainilla.- Dijo George
-¿Dos bolas?.-Preguntó el señor.
-No sólo una.- Respondió.- ¿Se deciden?
-Sí, yo uno de dos bolas, de vainilla.
-Yo uno, de una bola, y de fresa, por favor.-Dijo Lucy.
-Tengan.
Todos.
-Ya vienen los chicos, ¿quieres que nos vallamos, o nos quedamos?
-Nos quedamos.
-Cuidado, que con dos bolas, te vallas a dar en el narizón.- Se mofó George de Ringo.
-Muy gracioso, estúpido.- Le respondió Richard.
Dimos un largo paseo, los cuatro se habían terminado ya el helado, y nos subimos al coche, esta vez, Lucy y John, fueron con Ringo, y George, quiso venir, en el coche de Paul.
-Hacen buena pareja.- Nos dijo George, cogiéndonos de los hombros, e intentando juntar nuestras cabezas.
Los dos reímos. Después Paul me miró unos cinco segundos, a los ojos, mientras su sonrisa iba aumentando.
Yo empecé a sonreír también, y sentía como la cara me empezaba a arder.
-¿Nos vamos?, Los chicos nos sacan dos calles, y todavía nos has arrancado el auto.- Nos dijo George, en un tono, divertido.
-¡Si claro!
Lucy, iba con ellos.
Los chicos fueron a comprarse un helado.
-¿Te ocurre algo?-
-¡No!, si estoy perfectamente.- Demasiado, pensaste.
-¿Tienes frío?
-No, más bien calor, mas no importa.
-Cuando vuelvan los chicos, si quieres, nos vamos, ¿vale?- Dijo.
-Vale, pero, me lo esoy pasando genial, no tenemos porque irnos.
-De acuerdo.
Mientras los chicos y Lucy.
-De que quieres el helado.- Le preguntó John a Lucy.
-De lo que tu te lo pidas.
-John toma mucho helado.- Advirtió George.- Es un glotón.
Rieron todos, exceto John.
-Ja-ja-ja, que risa George, ¡ni que me tomara, todo el carrito!.
-¿De que va a pedir?
-Uno de chocolate de dos bolas.- Dijo Ringo.
-De vainilla.- Dijo George
-¿Dos bolas?.-Preguntó el señor.
-No sólo una.- Respondió.- ¿Se deciden?
-Sí, yo uno de dos bolas, de vainilla.
-Yo uno, de una bola, y de fresa, por favor.-Dijo Lucy.
-Tengan.
Todos.
-Ya vienen los chicos, ¿quieres que nos vallamos, o nos quedamos?
-Nos quedamos.
-Cuidado, que con dos bolas, te vallas a dar en el narizón.- Se mofó George de Ringo.
-Muy gracioso, estúpido.- Le respondió Richard.
Dimos un largo paseo, los cuatro se habían terminado ya el helado, y nos subimos al coche, esta vez, Lucy y John, fueron con Ringo, y George, quiso venir, en el coche de Paul.
-Hacen buena pareja.- Nos dijo George, cogiéndonos de los hombros, e intentando juntar nuestras cabezas.
Los dos reímos. Después Paul me miró unos cinco segundos, a los ojos, mientras su sonrisa iba aumentando.
Yo empecé a sonreír también, y sentía como la cara me empezaba a arder.
-¿Nos vamos?, Los chicos nos sacan dos calles, y todavía nos has arrancado el auto.- Nos dijo George, en un tono, divertido.
-¡Si claro!
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